Elisabetta Sirani


  • Obras 

La nobleza se interesó en el trabajo de Elisabetta. Entre sus clientes más prominentes se encuentra el Gran Duque Cosimo III de Medici. En 1644 pintó el retrato del Príncipe Leopoldo de la Toscana, y el Príncipe Heredero de la Toscana le encargó una Virgen.

En su obra “Porcia hiriéndose el muslo” (1664), se representa a la esposa de Brutus tratando de probar a su marido que es digna de su confianza, hiriéndose el muslo para demostrar su valentía, cualidad asociada comúnmente con los hombres. Esta es una escena de Julio César, como está contada por Shakespeare.


Otra de sus obras realizadas para la iglesia de Certosini es la de “El Bautismo de Cristo”, la cual tuvo gran aprecio de la Iglesia.Elisabetta tuvo una muerte temprana que sólo le permitió desarrollar una carrera de una década, en la que tuvo una producción de casi 200 obras.


Algunas de ellas son las siguientes:




 Judith con la cabeza de Holofernes, óleo sobre lienzo, 236 x 183 cm


 San Jerónimo, Óleo sobre lienzo, 102 x 84 cm colección privada



 Joven San Juan Bautista (1665) Óleo en lienzo sobre tabla



Virgen y el Niño (1663)Óleo sobre lienzo, 86 x 70 cm



La pulga, óleo sobre lienzo, 100 x 76 cm, colección privad

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 Retrato de Beatrice Cenci





  • Localización
Elisabetta tuvo una muerte temprana que sólo le permitió desarrollar una carrera de una década, en la que tuvo una producción de casi 200 obras. Tenía 27 años cuando comenzó a sufrir fuertes dolores estomacales que provocaron repentinamente su deceso. Su padre sospechó que había sido envenenada por una mucama celosa, a quien llevó a juicio, pero la muchacha fue absuelta. Una autopsia que se realizó ante testigos mostró varias úlceras perforadas en el estómago de Elisabetta. Hoy se cree que la presión bajo la cual trabajaba fue probablemente la causa de su enfermedad. Su funeral fue realizado con grandes honores, con un catafalco representando el Templo de la Fama que contenía una estatua de la artista sentada frente a su caballete, en tamaño natural.

Como legado, esta artista no sólo dejó sus obras. También tuvo el mérito de haber fundado una Escuela de Arte para mujeres a la temprana edad de 14 años, de donde surgieron varias pintoras profesionales, entre las cuales se encontraban sus dos hermanas menores, Anna María y Bárbara.



  • Patrocinador/a
Como la mayoría de las artistas de la época aprendió a pintar con su padre, Giovanni Sirani -seguidor del estilo de Guido Reni- aunque este en principio rechazara la idea de que su hija se convirtiese en pintora. Afortunadamente, la joven recibió el apoyo de quien luego sería su biógrafo, el conde Carlo Cesare Malvasia, comenzando su desarrollo como pintora en el año 1650.



A los 19 años Elisabetta comenzó a pintar como actividad profesional y pronto se hizo cargo del taller de su padre cuando se encontró incapacitado por la gota, una enfermedad que ataca las articulaciones. A través del arte, la joven pudo mantener a sus padres y sus tres hermanos.



  • Temática

La pintura, el dibujo y el grabado no fueron las únicas actividades cultivadas por esta artista; también incursionó en la música y la poesía. En todos estos ámbitos desarrolló sus obras entorno a temas históricos y religiosos. También realizó retratos, pero lamentablemente ninguno ha sobrevivido, salvo sus autorretratos.

El estilo de su pintura difiere un poco del de sus dibujos a lápiz y tinta, caracterizados por fuertes contrastes de luz y sombra. En concordancia con la escuela clásica boloñesa, en su pintura suaviza más los contrastes con sombras tostadas. La composición es simple, la pincelada rápida. Algunos califican su estilo como de tendencia decorativa y otros también han notado dificultades en sus dibujo anatómico, tal vez por no poder representar desnudos con modelos vivos.










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